se han dado

domingo, 14 de enero de 2018

Soñé por un momento que era aire.

A sus treinta años de edad, Pablo no tiene muchas cosas, es más, todo lo que tiene cabe en una sola habitación y esa habitación ni siquiera luce llena,  es el orgulloso poseedor de un una ventana que está eternamente cerrada, tiene dos docenas de libros perfectamente bien acomodados adentro de un armario perfectamente mal organizado, tiene una manía que se refleja en una cama que está siempre tendida, una cajonera que está totalmente vacía porque la ropa que adentro debería ir metida, esta adentro de un bote que a su vez esta adentro del armario contribuyendo a la anarquía.

Los libros son su pequeño orgullo, los a leído todos una y otra vez, el armario a mi me parece que asemeja a su cabeza, si uno pudiera ver adentro de ella se daría cuenta que luce exactamente igual a ese armario. La cama la utiliza solo para dormir, de la casa al trabajo y viceversa se convirtió en su religión,  eso fue causado por la depresión de la cual enfermo, por culpa de su separación.

Yo sé todas estás cosas  debido a que tras separarse le ofrecí mi casa, yo necesitaba a alguien para compartir los gastos y el era una gran opción, es un chico inteligente que aunque está deprimido siempre encuentra la manera de hacer que sus charlas sean como río que fluye por muchos lados. Hace poco me dijo algo muy extraño, algo extraño le pasaba:






Soñaba que flotaba 
y al buscar su cuerpo, 
no lo encontraba, 
pero se veía a sí mismo sobre la cama,
al fijarse bien notaba
perfectamente bien acomodada
la ropa con la que minutos antes dormitaba, 
como si la carne y piel que esas telas habitaba,
 estuviera simple y sencillamente evaporada,

Conforme pasaros los días la cara de Pablo iba cambiando, se notaba cansado, con ojeras y el rostro demacrado, me dijo que el sueño se repetía todas las noches, y que el no podía controlar su nuevo cuerpo, sabía que era una nueva forma la que tenía pero no la entendía, ya que no sentía ni sus brazos, ni sus piernas, ni sus músculos ni nada de su antigua fisionomía, decidió como un recién nacido aprender a moverse (realmente esa era la causa de que su rostro se viera demacrado)  tras algunas semanas su cara volvió a ser la misma, y el semblante alegre y la charla fluida regresaron, me dijo que había aprendido a controla su manera de flotar,

me hablo sombre los días que le había costado
aprender a moverse de  y de uno al otro lado, 
otros días más de trabajo
aprender a moverse de arriba a abajo,

Cuando lo logró decidió que se aventuraría mas allá de su habitación, y con su  nueva forma se escabulló bajo la rendija de la puerta, 
muchas noches de camino entre sueños le costó llegar hasta el espejo,
tras todos esos diás de esfuerzo por fin pudo ver su reflejo, 

estando allí parado 

se quedó anonadado:
ya no estaba hecho de lo mismo 

que normalmente está hecho uno,
sino que él estaba totalmente de humo, 

se dio cuenta que a su gusto y voluntad 
sus moléculas y partículas podía hacer flotar,
muy lejos las podía mandar 
y su conciencia se encontraba
en donde cada una estaba,
con la misma lógica en su poder mental,
solo bastaba pensar para volverse a replegar,
dejando las moléculas de humo en su lugar original,

al final con una sonrisa me dijo:
esta noche al dormir saldré por mi ventana
la que siempre está  cerrada,

en esta parte de la conversación
me comencé a preocupar
era un hombre en depresión
que hablaba de una ventana
por la que se quería largar,
le dije que tuviera cuidado, 
no me agradaba la idea 
de que se fuera a lastimar, 
me dijo que no me preocupara
que contra el suelo no iba a parar,
me explicó que al humo le gustaba flotar, 
yo le dije que el suelo 
no es lo que me llegaba a preocupar,
sino que al ser mas ligero que el oxígeno 
una ráfaga de aire lo podía volar, 
¿luego la renta quien la iba a pagar?
o peor aún ¿con quién iba a platicar?

Jamás olvidare como vi esa noche su expresión, con una franca sonrisa se fue lentamente hasta su habitación, y esa franca sonrisa a mi me hizo ir a dormir con franca preocupación. A  la mañana siguiente con el pretexto de ir a escuchar sobre sus aventuras de humo decidí ir a tocar a su cuarto, nadie me abrió, después de esperar un tiempo prudente le llamé a su teléfono, pero sonaba adentro de la habitación y nadie contestaba,

Lo cacé durante un tiempo,
esperando escuchar algún movimiento,
eso no sucedió en ningún momento, 
pasaban las horas y mi angustia crecía y crecía, 
para cuando llegó la noche 
yo estaba seguro
que ese hombre se había 
quitado la vida
con la confianza que a uno le brinda la paranoia
con una replica de su llave abrí su cuarto; 
estaban sus libros acomodados
adentro del armario desorganizado, 
su cajonera vacía
y como todos los días su cama
perfectamente tendida,
con la ropa acomodada 
tal como la había descrito, 
como si la piel que la habitaba
se hubiera vuelto nada.

lo que nunca se me va a olvidar, 
eso que siempre voy a recordar 
es haber visto su ventana como nunca antes, 
abierta de par en par,
el día de hoy, para no pensar 
lo que realmente fue su final,
que seguro cualquier lector puede imaginar, 
para no llorar
porque la verdad es que lo suelo extrañar, 
a mi me gusta pensar
que esta flotando en algún lugar,
conociendo este o alguna otra ciudad.

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