La madrugada del 23 de septiembre de 1965 es conocida por pocas personas y recordada por aún menos, los que saben de historia saben bien que la noche citada un cuartel al norte del país fue atacado por una veintena de hombres que exigían con las armas en la mano justicia, igualdad, tierra y libertad, estos veinte valientes decidieron atacar este cuartel por que generalmente estaba muy mal custodiado, así que tal vez con un poco de refriega podrían tomar esa posición y hacerse de un mejor parque, iban mal armados, además también muy mal organizados y por si fuera poco contaban con mala suerte por que el cuartel que usualmente estaba casi abandonado esta noche servia como guarida de 125 efectivos de una patrulla de soldados que ahí pernoctarían. Al principio la sorpresa pudo más con los soldados que no sabían a ciencia cierta a que se enfrentaban, decidieron defender su posición desde las vías del tren que corrían cerca del cuartel, ahí el maquinista encendió las luces de la locomotora poniendo al descubierto la inferioridad numérica de los rebeldes convirtiendo aquello en una masacre que culmino en los levantados completamente derrotados, únicamente dos de ellos pudieron a salir de ahí, mas muertos que vivos se adentraron en terreno salvaje, esperando que la naturaleza terminara con el trabajo que los soldados no pudieron hacer, desangrándose y agonizando caminaron por algunas horas hasta que perdieron el conocimiento cerca de un ojo de agua, allí, completamente inconscientes de lo que en el exterior sucedía, simple y sencillamente esperando la muerte y la verdad es que por poco se los lleva, de no ser porque un chamán que vivía en la naturaleza, paso por ahí como todas las mañanas en busca de plantas medicinales para los rituales que efectuaba, vio a los hombres y como pudo los llevó hasta su casa, los tendió sobre un petate justo en el medio de su sala, encendió inciensos y paso flores curativas por todo su cuerpo, puso emplastes en sus heridas y continuo con oraciones, al siguiente día, las heridas de los dos hombres estaban completamente curadas, cosa que sorprendió al chamán, por que esas heridas debían haber tardado algunos meses en sanar, la situación empezaba a ser confusa sobre todo por que a pesar de que los hombres ya no tenían ninguna herida visible y seguían inconscientes,el siguió con las oraciones pues sabía que su alma ahora se encontraba lejos de sus cuerpos, a la mañana siguiente se encontró con otro extraño indicio, la piel de los hombres se estaba volviendo rígida a cada hora que pasaba, a los tres días los hombres estaban totalmente rígidos, el chamán sorprendido siguió observando y esperando, los días pasaron y la piel de los hombres ya completamente rigida se comenzo a tornar poco a poco de madera, con las vetas que está tiene con sus impredecibles tonalidades de café divididas por lineas igualmente de impredecibles,la piel se veía hermosamente pulida, como si fuera el gran trabajo de un artesano, cuando se volvieron completamente de madera, los hombres recuperaron la conciencia, pero su voz no regresó, el chamán los observo ahí mirándose entre ellos sorprendidos, les explicó como los había encontrado, les pidió que esperaran, que buscaría una solución para su problema, entro en trance para comunicarse con los dioses y en ese estado estuvo tres días en los cuales los hombres de madera se limitaron a observarlo y mantener las velas encendidas, cuando el chamán regreso de el lugar en el que su mente se encontraba, sin perder el tiempo preguntó acerca de lo que habían soñado los hombres cuando habían perdido el conocimiento, les dijo que los dioses les regresarían la voz si ellos lo hablaban, ambos hombres hablaron de haber tenido el mismo sueño, decían estar en una procesión, acompañando a 20 o 30 hombres, delante de ellos venía una procesión similar en cuanto al numero de caminantes, y delante de ellos había un número infinito de procesiones que caminaban, detrás de ellos un igual numero de hombres les seguía, todos caminaban sobre un camino hecho con flores, de diferentes tamaños, formas y colores, cuando miraron a los hombres con los que caminaban notaron que eran aquellos que habían caído durante la batalla del cuartel, sus compañeros, muertos que caminaban con las heridas que las balas, granadas y bayonetas habían abierto, la sangre brotaba infinitamente por las heridas, y esa sangre servía para regar las flores que crecían en el camino, y todos caminaban con mucho cuidado para no pisarlas, pues sabían que los hombres que estaban delante las habían plantado con esfuerzo y con sangre las habían regado, y los hombres que venían detrás seguramente las iban a necesitar, por eso, esas flores había que cuidar. el chaman escucho el sueño y supo el significado inmediatamente, les dijo que debían hablar aquello por lo que habían luchado si querían seguir con voz, que la piel de madera se iba a quedar, pero que no se asustaran pues no eran los primeros en ser así según le habían informado los dioses, hace mucho tiempo hubo hombres con piel de cananea, hombres con piel dorada como los desiertos de Chihuahua, hombres con la piel de bronce y sangre como la tierra de las montañas de Anenecuilco, en el futuro vendrían los jovenes con piel de Tlatelolco, los hombres que tenian la piel de liga, los de la piel de Atenco, los de piel de Ayotzinapa, y si ellos no hablaban esas flores no crecerían y las ideas no germinarían, y lo que otros habían plantado sería en vano, así los hombres se dedicaron a hablar, y las semillas que plantaron también sangre y libertad derramaron, por eso y no por otra cosa es que algunos de los pocos que recuerdan la madrugada del 23 de septiembre de 1965 es recordada por pocos, algunos de ellos hasta le temen, sobre todo aquellos gobernantes corruptos y que mantienen al pueblo sumido en la injusticia, ellos que se han convertido en el extraño enemigo, que osó posar su planta sobre este suelo regado por la sangre de gente libre, a ellos les retiembla en el centro del miedo saber que a está patria un soldado en cada hijo le dio.

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